
Técnicas de relajación
Las sociedades occidentales en la actualidad presentan un ritmo de vida acelerado cuya repercusión en la vida de muchas personas resulta en una activación constante, dada la velocidad de los cambios a los que están sometidas y a la elevada competitividad existente. Este modo de vida puede poner en riesgo la estabilidad emocional contribuyendo, en numerosas ocasiones, a la sobreactivación del organismo, cuyo resultado desemboca en tensión, estrés y, en ocasiones, ansiedad y otros síntomas de agotamiento que, prolongados en el tiempo, pueden dar como resultado diversas alteraciones de tipo patológico. Un ejemplo de ello viene definido por el marcado avance tecnológico en constante evolución que nos obliga a permanecer sujetos a un aprendizaje continuo para no quedar rezagados ante las demandas y la competitividad del ambiente.
No obstante y a pesar de las elevadas demandas sociales de la actualidad, son las respuestas personales ante estas demandas las que, en última instancia, generan patrones desadaptativos de comportamiento, ya sea por falta de recursos o por un uso inapropiado de los mismos.
Y es, precisamente, en las respuestas personales en donde podemos incidir desarrollando herramientas que nos ayuden a afrontar las demandas de las situaciones o, al menos, a sobrellevarlas del mejor modo posible y sin que aquellas que más nos afecten, lleguen a mermar nuestra vida hasta el punto de vernos desbordados o influyan en nuestra cotidianidad, ya sea en el plano laboral, familiar, afectivo, etc. Entre estas herramientas encontramos la relajación.
En general, la relajación proporciona una serie de cambios tanto cognitivos como orgánicos. Por lo tanto, además de ser una herramienta de manejo de la activación fisiológica, también proporciona una forma de experiencia que, si se introduce en la vida cotidiana tal como hacemos con otras conductas como el ejercicio físico a niveles saludables, termina siendo un factor más del estilo de vida basado en la promoción de la salud.
Es importante recalcar que, para que las técnicas de relajación funcionen de forma óptima, lo principal es la práctica regular. Otros factores comunes en la puesta en práctica de las mismas son: al principio aplicarlas en ambientes relajados para posteriormente realizarlas en todo tipo de ambientes; aprender a dejarse llevar por la técnica sin prisas por conseguir resultados; y finalmente, no preocuparse por si se está haciendo bien.
Entre las técnicas nos encontramos con:
· Control de la Respiración: de modo que aprendamos a realizar una respiración completa, partiendo de la región abdominal y activando así, el nervio vago, el cual a su vez activa el SN Parasimpático (desactivador).
· El Entrenamiento Autógeno (Schultz): cuya base se encuentra en el uso de sugestiones relacionadas con sensaciones, como el peso y el calor, que al experimentarlas inducen a la relajación.
· La Relajación Progresiva (Jacobson): cuyo fundamento consiste en la realización de ejercicios de tensión-relajación por grupos musculares de modo que aprendamos a discriminar las sensaciones que producen ambos estados para, tras un entrenamiento, poder evocar la sensación de relajación sin la tensión previa y así, incorporarla a nuestra vida cotidiana.
· El Mindfulness (Kabat-Zinn): También se conoce como conciencia plena y consiste en la capacidad para observar en nuestro interior, nuestras emociones, nuestra experiencia y nuestros pensamientos sin identificarnos con ellos.
Psicólogo sanitario en Psicosaludmental y en Saudade Psicología.
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