Violencia de Género
Según las Naciones Unidas se considera violencia de género “todo acto de violencia basado en la pertenencia al sexo femenino que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o psicológico para ella, inclusive las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se produce en la vida pública o privada” (Naciones Unidas, 1994)”. Por lo tanto, la violencia contra la mujer comprende todos aquellos actos que conlleven violencia física, sexual y/o psicológica tanto en la familia como en la comunidad.
Para entender qué es la violencia de género hay que adoptar una perspectiva de género mediante la cual es necesario distinguir claramente entre sexo y género:
Sexo: comprende aquellas características tanto biológicas como físicas relacionadas con la reproducción y que permiten distinguir a los animales sexuados, así como a los humanos, entre machos y hembras a partir del sistema genital, funcionamiento hormonal y cromosomas.
Género: hace referencia a la cultura y comprende todos aquellos roles, comportamientos y caracterísitcas sociales y psicológicas que se engloban en lo perteneciente a lo masculino y a lo femenino, por lo que es un modo de categorizar la estructura social en forma de identidad, adjudicando lo correcto y lo incorrecto para cada uno de los grupos. Por tanto, el género es algo aprendido culturalmente a través de las normas sociales, las leyes, las tradiciones y las ideologías tanto políticas como religiosas.
La violencia de género surge en el seno del modelo patriarcal que, a su vez, viene determinado culturalmente a lo largo de la historia e influenciado por la filosofía y las religiones monoteístas. Así, se construyen socialmente los comportamientos adecuados e inadecuados correspondientes a lo que significa pertenecer al género masculino y al género femenino, dando como resultado un patrón de desigualdad entre hombres y mujeres mediante el cual se establece la norma dominio-sumisión de un grupo sobre el otro, siendo el grupo dominante el de los hombres y el grupo sumiso el de las mujeres. Esta estructura jerárquica, basada inicialmente en el sexo con el cual se nace, implica la superioridad y el dominio del hombre sobre la mujer generando discriminación y desigualdad social, lo que da lugar al abuso y a la violencia dirigida hacia el sexo femenino, únicamente por el mero hecho de ser mujer.
En lo que respecta a la vida en pareja diversos factores están implicados en el maltrato hacia la mujer, la continuidad de este maltrato y la permanencia de ella en la relación: el sentimiento de culpa por no cumplir con los estereotipos, la dependencia instrumental (carencia de recursos económicos), el miedo y la indefensión, la habituación y justificación como forma de “normalizar” lo inaceptable y la dependencia emocional entre otros.
¿Cómo se produce el maltrato?
Existe lo que se conoce como “ciclo de violencia” que indica cómo se produce la violencia en diferentes fases:
- Fase de acumulación de la tensión, donde el hombre muestra la actitud hostil hacia la mujer. En esta fase la mujer suele “normalizar” la situación justificando a su agresor (es un modo de manejar la disonancia cognitiva, producto de la incomprensión).
- Fase de explosión, donde estalla la violencia y se produce la agresión. Es en esta fase cuando hay mayor probabilidad de que la mujer busque ayuda.
- Fase de reconciliación o “fase de luna de miel”, donde el agresor se muestra arrepentido y hace lo posible para que la relación no finalice (mediante la manipulación afectiva). En esta fase la mujer suele creer a su agresor y piensa que puede cambiar y que, de hecho, lo hará.
A medida que se suceden las fases anteriores, la tendencia es que la fase de reconciliación disminuya y las agresiones aumenten.
Otras influencias culturales en el maltrato: mitos del amor romántico.
Los mitos del amor romántico son creencias que adoptamos culturalmente desde muy jóvenes y cuya veracidad no siempre nos detenemos a cuestionarnos. De este modo, tienden a influirnos en nuestros juicios, actitudes y formas de entender el amor sin que seamos del todo conscientes. Existen numerosos mitos, entre los que destacan:
- La media naranja (creer que se necesita a otra persona para estar completo).
- El amor todo lo puede (creer que el verdadero amor impide que los problemas influyan).
- Exclusividad (creer que no se puede sentir amor por más de una persona al mismo tiempo).
- Celos (creer que si uno siente celos es porque su pareja le quiere).
- Polos opuestos se atraen (en realidad nos suelen atraer personas más afines a nosotros).
- El amor es involuntario y uno no puede controlar lo que siente (los sentimientos vienen determinados en gran medida por actitudes, creencias, expectativas, factores biológicos, factores culturales y por la predisposición hacia el amor que se tenga en un momento determinado).
- Fidelidad (creer que el amor implica siempre fidelidad).
- Matrimonio (creer que el amor lleva necesariamente al enlace matrimonial).
- Unidad (creer que dos son uno).