Depresión
La tristeza es una emoción que promueve la reintegración. Aumenta la cohesión con los demás, reduce la actividad del organismo con la finalidad de ahorrar la energía que se utilizaría en aquellas conductas que son poco útiles para restaurar una pérdida, reclama la ayuda de los demás por medio de la comunicación, fomenta la empatía y el altruismo y favorece la reflexión. Surge ante la pérdida o el fracaso de un posible objetivo, ya sea material o no. Cuando se exdede de sus funciones se vuelve desadaptativa siendo la base de la depresión.
Actualmente, no se distingue entre depresión endógena o biológica y depresión reactiva o psicosocial, tal como se hacía en el pasado. No obstante, el trastorno depresivo mayor, tal como se denomina hoy a la depresión, puede ir acompañado de síntomas adicionales relacionados con el sistema nervioso autónomo (sueño perturbado, retardo motor, pérdida de peso, anhedonia...), en cuyo caso se conoce como depresión melancólica, siendo esta categoría la que se correspondería con la anteriormente conocida como depresión endógena o biológica. Por último, hay un tipo de depresión “atípica” cuya manifestación se acompaña de reacciones por exceso (sueño prolongado, aumento del apetito, agitación...)
En el episodio depresivo mayor se producen alteraciones en: el pensamiento, disminuyendo la capacidad de procesamiento; en la conducta, reduciendo la actividad en general; y en el estado físico y afectivo apareciendo el agotamiento y la desesperanza.
Entre los componentes explicativos de la depresión destacan la pérdida de refuerzos; estructuras cognitivas cuyo contenido frente al yo, al mundo y al futuro se presenta con negatividad (tríada cognitiva de Beck); y la indefensión aprendida (Seligman) o fenómeno mediante el cual se aprende que nada de lo que hace consigue cambiar su situación (expectativa de incontrolabilidad).
El tratamiento psicológico se basa en reanudar la actividad fomentando su aumento gradual, extinguir las conductas relacionadas con la evitación y las quejas; en analizar las evaluaciones y las expectativas de modo que se aprendan otros puntos de vista más racionales; en técnicas de relajación que permitan regular la activación fisiológica cuando se presenta acompañada de ansiedad; y finalmente, se procede con el entrenamiento en diversas habilidades que puedan favorecer el tratamiento (autoinstrucciones, resolución de problemas, habilidades sociales, control atencional...)